Los 'Pabues' (también denominados, pero en menor medida, como automóviles o coches) eran mi gran afición de pequeño. Y en general cualquier cosa con motor, excepto los barcos, le tenia pánico al agua.
Esté pánico al agua me viene pues siendo joven y, en un embalse cercano a Rascafría (población cercana a Madrid), sufrí un corte de digestión y no podia nadar hasta la orilla, a pesar de estar muy cerca de ella. Mis amigos pensaban que estaba bromendo. Al final me sacaron y, uno de ellos, que no tenía carné de conducir, condujo el vehículo con el que me llevó al pueblo. He tenido otros percances con el agua, uno de ellos en una playa cercana a Trípoli (Libia) y que para los que, estabamos allí, suponia nuestra única evasión.
Ya desde su la inaguración del circuito permanente del Jarama (1 de julio de 1967) iba atodos los sábados a los entrenamientos y los domingos a las carreras. Cogía una camioneta que desde la plaza de Castilla me llevaban hasta el circuito.
Un domingo convencí a mi padre para ir aver el Gran Premio de España de Formula 1 de 1970. No pusimos en la 'pelouse' de las eses de Bugatti y allí ocurrio el accidente con incendio entre los coches de Jacky Ickx (Ferrari) y Jackie Oliver (BRM). Recuerdo como un polícia (entonces llamados grises) trataba de apagar con sus manos desprotegidas el mono incendiado de Jacky Ickx.
También acudía a la mayoría de los rallies y cronometradas que se celebraban en la zona como el 'Criterium Luis de Baviera' o la Subida en Cuesta a la Morcuera.
Después, con y sin carné, lleve muchos coches que se pueden ver a la derecha. Unos eran de la familia, y otros 'prestados'.
El primer coche que llevé fue un SEAT 600 de mi padre (recuerdo su matrícula M-409.133). Era muy crio y un día el coche se estropeó, el conductor de la grua me dijo que me pusiera al volante de este 600 remolcado, para ayudar en los giros. A los mando me creia el mismisimo Juan Manuel Fangio.
Con este seiscientos, y todavía sin tener el carné de conducir, hacía perrerías en el campo de fútbol de la localidad de San Rafael. Posteriormente, teniamos un SEAT 850, se estropeó en el Puerto de Navacerrada y, con 14 años, lo reparé, ante la mirada atónita de un Guardia Civil.
Con un SEAT 124 de mi padre, y ya con carné, lo empotré contra un camión. Siniestro total.
Compró un SEAT 1430, que después de haberlo parcheado mucho, se lo deje a mi mujer que empezaba a trabajar como médico y lo necesitaba para hacer visitas. Murio por rotura del palier delantero derecho. La compré uno nuevo.
Recuerdo que, preparando el examen practico del carné B y bajando por la calle Princesa de Madrid (para que tenían calzada si ni había coches) para volver a la autoescuela, el profesor me dijo "No hay prisa, no vamos a apagar un incendio".
Mi primer coche fue un AUTHI Mini Cooper, el cual cuidaba como a la niña de mis ojos. Lo pensaba usar para hacer excursiones por la Sierra de Madrid cuando me jubilara. Un día, al salir de la Academía de Artilleria de Fuencarral (después de haber estado la noche de guardia) vi a sargentos de mi batería esperando el autobus. Les pregunté que a dónde iban y respondieron "¿Mi alferez, nos lleva a Sevilla?". Le dije que si y total que, cuando volví a Madrid, llevaba ya cinco días sin dormir. Pero me había convertido en un experto en la Feria de Sevilla.