La Villa de Rascafría.-
Rascafría (originariamente Rocafría), junto con su anejos Oteruelo, Alameda y Pinilla del Valle, se encuentra enclavado en la más alta del Valle del Lozoya, en la parte noroccidental de la Comunidad de Madrid, en la Sierra de Guadarrama, en un paraje de extraordinaria belleza. El valle es amplio y despejado, situado a unos 1100 metros de altitud y delimitado por dos cadenas montañosas: la septentrional, divisoria entre Madrid y Segovia, en la margen izquierda del Lozoya, se extiende desde Cotos al Portachuelo de Navarredonda, con altitudes que oscilan entre 1800 y 2200 metros y sus cumbres nevadas gran parte del año. Los pasos a Segovia se producen por los Puertos de Cotos, El Reventón, Malgosto y Navafría.
El olmo de Rascafría.-
El tricentenario y emblemático álamo de Rascafría (que era realmente un olmo y que falleció de grafiosis y tronchado por el peso de la nieve de la primera nevada del año 2000, y fue sustituido por un ejemplar joven).
Este olmo era el lugar de cita cotidiana a las cinco en punto de la tarde (como reza la poesía de Federico García Lorca: 'La cogida y la muerte') de los jovenes (y de los menos jóvenes) del lugar.
Este olmo (principal monumento del Valle, me recuerda aque día que:
iba con la 'amoto', tranquilamente, al atardecer, camino de Rascafría, cuando sucedió el trágico hecho que a continuación relato:
Un alemán que conducía un Mercedes Benz a elevada velocidad, repentinamente, irrumpe en la cuneta golpeándome, y también golpea a mi burro y a mi perro.
Cuando el alemán siente el golpe, detiene el vehículo, sale de él y como estaba oscuro abre el portamaletas y coge una linterna y también, por seguridad, una escopeta.
Como comienza a escuchar quejidos y la intensidad de estos aumentaba en una dirección, enfoca la linterna hacia el lugar de donde proceden y, que creen que vio, vio al burro gravemente herido y totalmente ensangrentado. Teniendo esta escena a la vista, dijo:
"¡Oh! pobge animal, no puedo veg sufrig así a un animal"
y diciendo esto apuntó con la escopeta al burro y disparó matándolo.
Pero continuó escuchando gemidos provenientes de alguna parte y, siguió buscando el origen de estos cuando, de repente, se encontró al perro gravemente malherido y, repitiendo lo que había dicho al encontrase al burro, lo disparó dejándolo muerto.
Como todavía escuchaba gemidos, descubrió que el origen de estos era lo que quedaba de mí, ya que, el golpe me había enviado a lo alto de un árbol y estaba con los brazos extendidos. Antes de que el alemán pudiera decir o hacer cualquier cosa, yo, que había presenciado como mataba al burro y al perro, le dije en voz muy alta:
"¡Milagro! ¡Milagro! Oh, gracia a Dios, es increible pero, no me ha pasado nada, ¡NADA! Estoy perfectamente. ¡Milagro!"
Real Monasterio de Santa María de El Paular.-
El Real Monasterio de Santa María de El Paular, situado en el término municipal de Rascafría fue, desde su fundación en 1390 y hasta el siglo XIX un monasterio cartujo. En 1954 comenzó a operar como abada bem´nedictina.
Como edificio anexo se construyó un palacio para uso y disfrute de los reyes. Dicho palacio fue después reconvertido en un hotel.
LuisSkier y sus amigos lo visitaban frecuentemente por la noche y, no precisamente para asistir a misa si no para robar el vino de la comunión. Así comenzó el botellón.
Puente del Perdón y Casa de la Horca.-
Frente al Monasterio de Santa María del Paular comienza el camino de San Fernando que, salva el río Lozoya gracias al Puente del perdón. Este puente se construyó en 1302, pero, debido a las crecidas del río y a la fuerte climatología invernal se deterioró y, a mediados del siglo XVIII fue reemplazado por uno nuevo de piedra que es el que actualmente existe.
Según la historia, en la Edad Media, dado el relativo aislamiento del valle del Lozoya, separado de Madrid y Segovia por sendas cordilleras que superan los 2000 metros de altura, este territorio era un paraíso de maleantes y delincuentes, lo que era llamado un territorio libre hasta que se anexionó al Concejo de Segovia.
Para intentar controlar a todos estos bandidos y asaltantes, se otorgó 'Rascafría', 'Oteruelo', 'Alameda y 'Pinilla' la prerrogativa real de horca y garrote como forma de justicia. Para la toma de estas decisiones el Puente del Perdón era el punto de encuentro.las autoridades locales tenían por costumbre efectuar los juicios junto al puente.
Los reos apelaban su sentencia ante el tribunal en el mismo puente y, si eran perdonados, volvían sanos y salvos. Si no era así los alguaciles les conducían a la Casa de la Horca, situada a unos dos kilómetros en dirección al puerto de Cotos, donde eran ejecutados.
De aquella tradición vienen los nombres.
Cueva de la Peña de la Mora.-
Por la zona de Rascafría se comentaba que se había podido esconder un prófugo de la justicia y, la Guardia Civil me pregunto a mí, pues les habían dicho que el que conocía bien todo era LouisyLouis, que si se podía haber escondido en la Cueva de La Peña de la Mora.
"Lo dudo", les dije, ya que es una perforación cuyo diámetro disminuye rápidamente y, no permite el paso de una persona más de cinco metros.
Cuenta la leyenda que, un joven cristiano, en servicio de vigilancia por los contornos de Rascafría, descubrió una mañana a una sarracena, negra y hermosa como las noches del Sáhara, que, encaramada en un peñasco, efectuaba sus abluciones como Alá la había traído al mundo, sirviéndose de una concavidad de la cúspide donde el agua de lluvia se recogía cual si fuera una jofaina o almofía.
Agazapado tras un zarzal, para no levantar la liebre, el cristiano la observaba día sí y día también, y la mora, que no era tonta, se dejaba mirar. De las miradas, pasaron a los hechos; de la 'toilette', a la 'chambre'; de la cima, al pie de la peña. Allí, abría su boca una gruta donde moraba la mora y donde, aprovechando las ausencias del esposo –un morazo tiránico y brutal–, la parejita comenzó a tener sus 'vis-à-vis'.
Hasta que un día, como es lógico, el marido debió de olerse la tostada –¡cuerno quemado!–, porque la ninfa negra no volvió a asomar viva de su escondrijo y el cristiano, harto de esperar, siguió su ronda con esa cara de viernes que se les queda a los 'voyeurs'.
La Peña de la Mora se halla a dos kilómetros al noroeste del monasterio de El Paular, a la vera del arroyo Cocinillas y a 1.180 metros de altura, siendo fácil de identificar por su situación señera a la orilla de una praderita y por su constitución caliza, que contrasta vivamente con las rocas metamórficas –granito y gneis– del resto de la sierra. Por increíble que parezca, no figura en ningún mapa o guía de senderismo, quizá porque su acceso natural, un camino que enfila monte arriba tras rodear la tapia meridional del monasterio, está cerrado por las altas verjas candadas de una finca ganadera.
El Carro del Diablo.-
Cuenta la leyenda que, en época de Carlos V, Juan Guas, como arquitecto de la Catedral de Segovia y, viendo que no llegaba a cumplir los plazos de construcción, vendió su alma al diablo y entonces misteriosamente comenzó rápidamente a verse resultados, pasando más carros de lo habitual desde la vertiente madrileña, a la segoviana por el puerto del Reventón, granito proveniente de las canteras de Colmenar Viejo.
En algún punto Juan Guas se arrepintió de vender su alma, y la consecuencia es que el diablo enfadado, al último de los carros que necesitaba Juan para terminar una de las torres, lo petrificó, quedando este grupo granítico para la historia como “El Carro del Diablo”.
El Mirador de los Robledos (Monumento al Guarda forestal).-
En la pradera donde se levantaba la que se conocía como 'Casa del Gurugú', antigua casa para uso de los vigilantes forestales, se creó el 'Mirador de los Robledos' y en este, se erigió el 'Monumento al Guarda Forestal'.
El 'Mirador de los Robledos' está enclavado en un circo de hierba suave, bajo el macizo de Peñalara y entre bosques de robles y pinos y, que es como un balcón donde asomarse a contemplar unas magníficas panorámicas del valle que las aguas puras y cristalinas del río Lozoya han ido labrando entre las montañas.
En la pradera que conforma el mirador se alza un monolito de granito que conmemora el centenario de la guardería forestal, que cuida estos montes. El 'Monumento al Guarda Forestal' es un bloque de granito con la inscripción conmemora el centenario de la creación del cuerpo de Guardas Forestales en 1877.
Al pie del gran megalito se encuentran grabados en la piedra unos versos escogidos de un poema de la Antología de los montes, del poeta Antonio Murciano, que rezan:
Altivo corazón en piedra y nube,
fiel dromedario del paisaje,
vano grito del valle,
centinela hermano
de todo lo que ayer tuve y sostuve…
Zona de La Isla y Antigua Central Hidroeléctrica.-
Si nos dirigimos por la carretera M-604 en dirección al Puerto de los Cotos del Paular, al final de una larga recta y, antes de que la carretera gire a la izquierda y, comience su ascenso, encontramos a la izquierda un paraje idílico denominado 'La Isla' en que el río desciende de forma caprichosa formando rápidos entre rocas o remansos de quietud. Cruzando un puente de madera sobre el rio Lozoya queda, a la izquierda una gran poza formada bajo una pequeña cascada que forma el río y, que la gente usa para bañarse y, a la derecha un gran restaurante que, lleva el mismo nombre de la zona, de cual recuerdo que, siendo niño no era más que un chamizo en el que se pasaba la tarde con un vaso de morapio y al calor de una vieja estufa de cola.
Volviendo hacia Rascafría, nos encontramos con una vieja central hidroeléctrica que construyó el bisabuelo de un conocido líder político y del que por motivos obvios no podemos decir su nombre. Dicha central era la que producía electricidad para Rascafría y, recuerdo como si fuese ayer las largas tardes que pasabamos ... a oscuras.
Iglesia de San Andrés Apóstol.-
Este monumento se debe al arquitecto Juan Gil de Hontañón vecino de Rascafría, allá por el 1500.También pudo haber participado el maestro Juan Guas, arquitecto de los Reyes Católicos.
En un primer momento la iglesia se edificó con una sola nave y testero plano. El presbiterio está cubierto por una bóveda gótica de crucería con terceletes. A mediados del siglo XVI la primitiva fábrica sufre una transformación al añadirle otras 2 naves, cuyo artífice fue Alonso de Covarrubias, importante arquitecto de la época. Posteriormente en el siglo XVII se realiza la portada del ingreso.
La torre mide 22,25 m. y tiene su origen en 1561. El chapitel de pizarra es de mediados del siglo XX, ya que tuvo que ser restaurado como consecuencia del impacto de un obús en la guerra civil. Las campanas también se perdieron en la guerra y las actuales provienen del material de dos aviones que se estrellaron en la zona.
En su interior se puede contemplar una de las más bellas estatuas que posee el lugar, la estatua del 'Arcángel San Miguel'.
Iglesia de Nuestra Señora de la Paz (Oteruelo del Valle).-
Oteruelo del Valle fue un municipio independiente hasta 1975 que pasó a formar parte de Rascafría, por lo que se considera un barrio de este.
La Iglesia de Nuestra Señora de la Paz es una obra probablemente del S.XVIII. Quedó muy deteriorada durante la Guerra Civil y fue reconstruida en 1944 por Rodolfo García Pablos. Su interés arquitectónico radica en la espadaña del siglo XII, formada por dos cuerpos, que aún se conserva.
En su interior conserva un interesante relieve del Santo Entierro del siglo XVI (Luis de Villoldo) y una Inmaculada del siglo XVII.
Ayuntamiento de Rascafría.-
De principios del siglo XX, fue rehabilitado en 1984. Es una Casa Consistorial de estilo neomudéjar, situada en la Plaza de la Villa. Levantada sobre las ruinas de un ayuntamiento anterior arrasado por un incendio.
También, en otra parte de este libro cuento que, bajando a toda 'pastilla' en la 'bici' hacía la plaza de la Villa, metí la rueda delantera en una rejilla y vaya 'leshe' que me di contra el edificio del ayuntamiento. No se si a raíz de ese 'golpazo' hubo que rehabilitarlo también.
"La Casona" o Casa de Trastámara.-
Se ubica cercana a la Iglesia de San Andrés Apóstol. Tradicionalmente considerada, aunque sin mucha fiabilidad, pabellón de caza de los reyes Trastámaras y primera residencia de cartujos hasta finalizadas las obras del Paular.
Es obra datable en el S.XVI, de mampostería y con fachada en arco de medio punto con grandes dovelas, en la de la clave se emplaza un escudo con dos leones y un castillo, bajo tejadillo donde abre un portón de doble hoja. Al interior consta de una huerta jardín cuya fachada principal al edificio se configura con un porche soportado sobre tres columnas toscanas que sujetan un alfarje de madera que se apoya sobre ménsulas del mismo material en el muro del edificio. Bajo este pórtico un arco de medio punto con dovelas de piedra que se ubica descentrado respecto al eje de simetría da acceso al interior.