Una rubia entra en una tienda y le dice al dependiente que quiere comprar la TV de la esquina.
El dependiente la mira y la dice que él no atiende a rubias. La rubia entonces va a casa y se tiñe el pelo de negro.
Al día siguiente vuelve a la tienda y pregunta lo mismo, y de nuevo el dependiente dice que él no atiende a rubias.
Frustrada, la rubia va a su casa y se vuelve a teñir el pelo, pero esta vez en un tono castaño. Segura de que el dependiente esta vez la atenderá, vuelve a la tienda y se dirije a un dependiente distinto, pero para su asombro este la responde que él no sirve a rubias.
La rubia pregunta que como narices sabe él que es rubia y el dependiente la respondé disgustado:
"¡Por que aquello no es una TV, si no un horno microondas!"